EDUCACIÓN INTERCULTURAL ANTIRRACISTA

IN MEMORIAM José Luis Testa Magadán
Por Chema Castiello del Grupo Eleuterio Quintanilla

Las malas noticias llegan siempre cuando menos se espera. Y en este caso, pese a acompañar su enconada lucha contra la maldita enfermedad, la muerte de José Luis nos ha sorprendido y causado un profundo dolor. Teníamos esperanza en que hubiera remedio y saliera victorioso del embate. Por él, tan cargado siempre de prudencia, ilusión y ganas; por su mujer Leni y su hijo David, con los que constituía un equipo imbatible; por nosotros y nosotras, que hemos disfrutado intensamente de su cariño e inteligencia.

Conocí a José Luis en los primeros años 80 cuando comencé a trabajar en el Colegio Lope de Vega de La Calzada. Desde entonces cultivo su amistad y su ternura. A principios de los años 90 constituimos, junto con otros compañeros y compañeras, el Grupo Eleuterio Quintanilla de educación intercultural, compartiendo los desvelos por crear una educación pública que contribuyera de manera decisiva a potenciar un pensamiento crítico, a desterrar las lacras del racismo o la xenofobia y a defender la igualdad y la justicia.

A tales afanes consagró una parte importante de su vida José Luis, ya como maestro, ya como orientador en los institutos de La Luz y Universidad Laboral. Quienes trabajaron con él saben de su buen hacer, de su entrega, de su capacidad para lograr acuerdos, de su disposición para bregar con los asuntos más vidriosos y para ayudar a los chicos y chicas, y a las familias, que tenían dificultades en su vida académica.

Con los sones de Highway Companion nos despedimos, José Luis. Sé que, estés donde estés, te prestará. Pocos saben que eras un apasionado de la música. De muchas músicas, pero particularmente del rock and roll en sus variantes más contundentes y broncas. ¡Quién lo diría! Tal pasión, vivida como un auténtico fan, te llevaba a acudir a conciertos insospechados de los que regresabas cargado de anécdotas que transmitías con la fuerza de quien ha cumplido una ilusión y es feliz. El último del que nos hablaste fue en París y el grupo de tus amores Tom Petty and The Heartbreakers.

Nos dejas un enorme vacío, pero lo que hemos vivido no ha sido en vano. Tu recuerdo nos acompañará siempre.

¡Que la tierra te sea leve!


Una nota musical en su recuerdo



“Un hombre libre en nada piensa menos que en la muerte, y su sabiduría no es una meditación de la muerte, sino de la vida."

Demostración: Un hombre libre, esto es, un hombre que vive sólo según el dictamen de la razón, no se deja llevar por el miedo a la muerte (por la Proposición JXIII de esta Parte: Quien se deja llevar por el miedo, y hace el bien para evitar el mal, no es guiado por la razón), sino que desea el bien directamente (por el Corolario de la misma Proposición LXIII: El deseo que nace de la razón nos hace seguir directamente el bien y huir indirectamente del mal), esto es (por la Proposición XXIV de esta Parte: En nosotros, actuar absolutamente según la virtud no es otra cosa que obrar, vivir o conservar su ser -estas tres cosas significan lo mismo- bajo la guía de la razón, poniendo como fundamento la búsqueda de la propia utilidad), desea obrar, vivir o conservar su ser poniendo como fundamento la búsqueda de su propia utilidad, y, por ello, en nada piensa menos que en la muerte, sino que su sabiduría es una meditación de la vida. Q.E.D.

(Baruch Spinoza, Amsterdam, 24 de Noviembre de 1632- La Haya, 21 de Febrero de 1677.
Ethica ordine geometrico demonstrata, Cuarta Parte, Proposición LXVII)

Tranquilo Eco Sabio Tomando Aire
En tu voz fue la vida, ¡qué pasado imperfecto!...
Sencillo discurrir de quien procura
Teñir cada problema con alguna esperanza
Abierta a mil mañanas de otras rutas posibles.
No son nuestras vidas los ríos que van al mar
que es el morir, porque muchos queremos
tu ser y tu estar presente, no tu memoria…
Y, acaso más allá de traiciones biológicas,
sentimos la razón de tu ejemplo que crece,
que tiene que crecer para que el mundo sea
un poco más humano, como tú lo quisiste.

Nacho Fernández del Castro. Gijón, Miércoles, 18 de Diciembre de 2013.
Para José Luís Testa Magadán, educador y amigo, en el día triste de su muerte.



ACTO DE HOMENAJE
ATENEO OBRERO
23 DE ENERO DE 2014


Acto de homenaje a J.L.Testa;
Acto de homenaje a J.L.Testa;
Acto de homenaje a J.L.Testa;

INTERVENCIÓN DE ANTONIO TREVÍN

Cursábamos 2º curso de bachillerato elemental, en el Instituto Padre Feijóo de La Calzada. Las chicas con las chicas y los chicos con los chicos. Hasta las puertas de entrada eran diferentes.

Hijos de trabajadores, formados para ser aprendices, mano de obra joven y barata en las empresas del barrio, especialmente en las de construcción naval. Por eso nuestro bachiller era diferente. Lo llamaban “laboral”; no tenía latín, pero si refuerzo de matemáticas y física y química. Se suponía que estas materias, nos serían más prácticas cuando a los 14 años nos incorporáramos al tajo.

Testa Magadán / Trevín Lombán. La genealogía y el orden alfabético nos condenó a ser compañeros de pupitre. El roce nos llevó al cariño, es decir a la amistad. La conservamos a pesar de la distancia y las más de cuatro décadas transcurridas.

Fue desde el principio una amistad a tres. Antonio Adolfo Reguera García, el Regue fue desde el minuto cero el tercer mosquetero. Todos para uno y uno para todos.

No cito a Dumas porque quede bien. Lo hago porque su famosa frase nos define exactamente.

Cuando los necesité de verdad, y fue en más de una situación grave, siempre los tuve. Procuré corresponder las pocas veces que me tocó.

Bachilleres con horizonte laboral predeterminado, nos empeñamos, gracias sobre todo a nuestras familias, en hacerle la puñeta al destino.

Aprobamos la 1ª reválida y nos fuimos a Gijón, al Corazón de María, a por el bachillerato superior. Pocos de nuestros compañeros, pudieron seguir nuestros pasos. Se vieron obligados a abandonar “tempranamente” el sistema educativo, razón esgrimida por el actual Ministro de Educación para justificar una reforma del sistema educativo que se parece como dos gotas de agua al que nosotros “sufrimos”.

Un buen grupo de tres mosqueteros, necesita un cuarto para conseguir la cuadratura del círculo. La conseguimos en el CODEMA con José Ángel Corujo, el Coru. No sé si aspiraba a D’Artagñan, pero se le parecía bastante.

Ya nada podía detenernos. Ni el primer COU, que sustituyó a la última reválida, ni el año Juliano, que nos procuró seis meses de vacaciones. Se iban a enterar los de la Normal de Oviedo.

En la calle Uría se nos unió Marce, Marcelino Vázquez, de Mieres. Los tres Mosqueteros éramos ya, cinco.

Cinco que se convirtieron en parejas, gracias a las incorporaciones de Maru, Tita, Mirta, Ana y Elena.

Y así hasta el pasado diciembre, cuando se nos fue Testa, después de luchar callada pero tenazmente contra la enfermedad. Tenacidad y discreción fueron dos de sus mejores virtudes.

Sin la primera no hubiera conseguido burlar al destino que la época nos tenía preparado, convirtiéndose en un enseñante riguroso y tan suficientemente formado personal e intelectualmente, como para entender qué necesitaban los alumnos diferentes, aquellos que para otros no eran más que casos perdidos.

Tampoco hubiéramos logrado, sin esa persistencia suya, completar nuestra primera jornada laboral como estibadores en el Musel, uno de los días en el que nuestro calendario académico nos permitía completar nuestras menguadas pagas semanales con una jugosa nómina de la Autoridad Portuaria.

Descargábamos leche en polvo, en sacos de 25 kilos. Después de orientarnos en la bodega del barco, y de entender que la braga, que nos pedían colocar, era la lona en la debíamos coger los sacos, empezamos la tarea. Al principio aguantamos bien, pero después de tres horas los brazos no nos respondían. Sin la tenacidad de José Luis, no habríamos aguantado la hora larga que nos faltaba para parar a comer.

Sin la segunda, la discreción, también hubiera sido muy difícil mantener ligados por la amistad a los cinco mosqueteros durante más de cuarenta años.

Sabia callar cuando había que hacerlo, escuchar cuando era preciso y poner paz con pocas palabras y menos gestos, cuando la ocasión lo requería.

Una, en la que más aprecié estas virtudes suyas, data de hace, mucho, mucho tiempo. Era sábado y fuimos a Gijón al cine. Había que elegir película entre los cuatro o cinco que éramos. Consultamos cartelera y se produjo la correspondiente votación. Uno, Reguera, votó por el “Manantial de la Doncella”, película sueca de 1960 realizada por Ingman Berman. Todos los demás nos inclinamos por “Los llamaban Trinidad” de Terence Hill y Bud Spencer.

Acabamos en el Hernán Cortes, viendo la película sueca. No saben cómo se las gastaba, por entonces, Antonio Reguera. Las críticas clásicas de la película dicen que es capaz de sacar los sentimientos más humanos y más inhumanos del ser humano. Es cierto. A mí me sacó los segundos, no fui capaz ni de acabar verla. Me subía materialmente por las paredes. Y alguno más conmigo.

Fue Testa quién consiguió que aquello no acabara mal, en pelea incluso. Con pocas palabras y menos gestos, como les dije, pero con mucho talante cuando ni esa palabra se usaba.

Se nos ha ido, pero nadie marcha definitivamente mientras permanezca su recuerdo en la familia o amigos. Y en el nuestro estará todo el tiempo que tengamos por delante.

Descansa en paz, viejo amigo. Aquí nos tienes, en el recuerdo, por el cariño, la admiración y todo lo que contigo compartimos en nuestras vidas.


INTERVENCIÓN DE CONCHITA MALDONADO,
DEL GRUPO ELEUTERIO QUINTANILLA

EN RECUERDO DE JOSÉ LUIS TESTA,
AMIGO DE FUEGO SERENO

Con estas palabras dichas desde la tristeza, la nostalgia y empapadas de emoción por el profundo dolor que nos causó su muerte, queremos recordar a nuestro compañero y entrañable amigo José Luis Testa Magadán.

Al pensar en él se agolpan las imágenes de todos estos años compartidos en el Grupo Eleuterio Quintanilla, desde el que desarrollamos nuestro compromiso con la educación pública, con el pensamiento crítico y con la defensa de una sociedad igualitaria, justa, democrática e intercultural.

Con el paso del tiempo, el grupo se fue consolidando y enriqueciendo con lazos de afecto y amistad, y con nuevas incorporaciones, aunque también ha sufrido alguna pérdida insustituible.

José Luis Testa siempre estuvo ahí. Su sola presencia siempre fue un manantial de calidez, con su forma de ser pausada, serena, paciente, dialogante, entusiasta, de sonrisa franca. Era un defensor de la teoría para la acción, como lo demuestra su trabajo día a día en el microcosmos de los centros y de las aulas donde trabajó .Su capacidad de escucha y su forma minuciosa de trabajar suponía que realizar proyectos con él siempre fuese construir en armonía, bien en la cotidianidad del trabajo del grupo, o en intervenciones en jornadas, cursos, foros, etc. Su generosidad, disposición y entrega resolvían mil y una tareas, tanto las de investigación e intervención pública, como ofreciéndose voluntario para llevar a cabo asuntos de infraestructura del grupo que no siempre nos eran gratas a los demás: correos, mantenimiento de la web, facturas, etc…

Siempre estaba ahí, arrimando el hombro, alentando, motivando, resolviendo, compartiendo. Incluso durante la enfermedad. Muestra de su compromiso y entusiasmo con los proyectos es una de nuestras últimas publicaciones: ”Entre palabras y voces…”, en la que estuvo trabajando ilusionado y con empeño hasta que la concluimos definitivamente, aunque ya estaba enfermo y en algunos momentos el tratamiento que seguía solo le dejaba un hilo de energía.

Era una persona que brillaba por su calidez, que mimaba las pequeñas cosas en su vida cotidiana y como profesional, como profesor y como orientador. Estaba convencido del poder transformador de la educación, partía de la premisa de compartir la condición humana, lo que nos hace esencialmente iguales y diversos, y así, desde el compromiso y la entrega, sabiendo que la metodología no basta y que el calor humano tiene una fuerza indescriptible, José Luis era portador de una energía y de un amor a la enseñanza que le hacían estar muy cerca también de los casos desesperanzados. Utilizando la metáfora de Pennac de su libro Mal de escuela, luchaba por sacar del coma escolar a una retahíla de golondrinas estrelladas….porque una golondrina aturdida es una golondrina que hay que reanimar, y desde el afecto, José Luis conseguía que ese alumnado desarrollase sus potencialidades, que aprendiese a confiar en sí mismo, a crecer.

José Luis siempre estaba ahí, sin escatimar tiempos ni esfuerzos, y con la misma espontaneidad nos hacía también partícipes de sus alegrías, sus ilusiones, sus facetas menos conocidas, como su pasión por la música, especialmente la música rock, y los conciertos a los que asistía. Uno de los últimos fue en París para escuchar a Tom Petty. Precisamente a la vuelta de ese concierto le sorprendió la enfermedad. Se enfrentó a ella con la misma fuerza, coraje y discreción con la que hizo el resto de cosas en su vida, y lleno de esperanza y con el sólido apoyo de Leni y David .

El vacío que nos deja su muerte es inmenso, para sobrellevarlo, en el grupo tendremos que apoyarnos en la huella imborrable de su fuego sereno, en el recuerdo vivo de lo que nos aportó en estos años que hemos disfrutado de su amistad y del trabajo a su lado.

Cierro este emocionado recuerdo con un poema del autor argentino Hamlet Lima Quintana que habla de personas como José Luis.

Hay hombres…
Hay hombres que caminan por las calles
Con un sol en la frente, un diamante de luz
Con aire de combate
Hay hombres que se sientan a la mesa
Y reparten su pan con gusto solidario.

Hay hombres que despiertan y sonríen
Mientras dicen: hoy es el día
Dan la mano con aire de fiesta,
Saludan como cantando un himno

Hay hombres que de noche tienen sueños justos,
Destierran ángeles corruptos
Y al despertar, para salvar la tribu
Van presurosos a sus puestos de lucha.
Esos que son así, son los hombres libres.

Así era José Luis, un fuego sereno, una persona cálida, generosa y libre.


INTERVENCIÓN DE TOÑO REGUERA
EN REPRESENTACIÓN DE LA FAMILIA

Han sido muchos años al lado de Testa, de José Luis Testa Magadán, del tío Luis. Nos conocimos siendo muy niños, por el curso 1964-1965, hace ya casi cincuenta años y desde entonces nuestras vidas se fueron entrelazando. Primero en el mundo formativo, compartiendo aulas en colegios, instituto, universidad.. En el mundo profesional después, al llevarnos la vida a la misma profesión y en el mundo familiar, al casarnos con dos hermanas…

Esta vida conjunta, nos fue especializando, de acuerdo a las peculiaridades de cada uno, hasta el punto de depender de él para muchas y muchas cosas.

Su ausencia me obliga a reiniciar mi vida.

Todos sois conocedores de la intensidad de sus aficiones musicales. Quienes le conocimos de niño tenemos que destacar también su capacidad para el deporte o para las actividades en las que entraba en juego el dominio de los espacios. Durante mucho tiempo pensó en estudiar Arquitectura.

Las circunstancias lo llevaron sin embargo a la enseñanza.

Su profundo compromiso con el alumnado, con la comunidad educativa, estuvo presente hasta los últimos alientos de su vida. Ya muy avanzada la enfermedad seguía al alumnado todo lo cerca que le era posible, atendiendo aquellos casos que de una manera u otra le iban llegando.

En los días más finales, 15 o 16 de diciembre -fallecía el 18- pensaba en cómo establecer cauces para seguir en contacto con el centro y con su alumnado colaborando todo lo que le fuera posible.

No puedo ni imaginarme el dolor por el que están pasando su madre, María o su padre, José María, o su esposa Elena o su hijo, David. En lo que a mi respecta quisiera poder expresar, dibujar, perfilar… el dolor que llevo dentro. Pero no es posible… solo vienen a mi mente aquellos versos de Miguel Hernández:

Tanto dolor se agrupa en mi costado
que por doler me duele hasta el aliento.

Agradeceros pues, de todo corazón –con el corazón que nos queda- en nombre propio y en el toda nuestra familia vuestra presencia en este acto.

Muchas gracias a todas y a todos.

Muchas gracias, Luis. Por todo lo que nos dejas, por todo lo que nos has dado. Contigo Siempre. Hermano.