MUJERES SIN PAPELES
En las últimas décadas ha aumentado el número de mujeres inmigrantes. Esto puede relacionarse con cambios en la sociedad de origen y con la mayor demanda de mano de obra femenina para ciertas ocupaciones, a lo que habrá que añadir que las nuevas tendencias económicas requieren mano de obra flexible y poco exigente.
Las mujeres inmigrantes trabajan prioritariamente en el servicio domestico y en la hostelera. En general, hacen los trabajos peor pagados y con menor prestigio social. Menos del 1% pertenecen a categorías directivas en las empresas y el 7% a servicios administrativos. El 14% ejercen como técnicas y profesionales.
La dificultad para legalizar su situación hace que el 80% de las mujeres extracomunitarias trabaje en la economía sumergida. Consecuencia de ello es que el numero de mujeres en situación irregular es mayor que el de hombres, estando ms expuestas a la clandestinidad, a la explotación, a la opresión, a tener mayor dificultad para la inserción social.
En general, la manera de pensar y actuar sobre las mujeres extracomunitarias las coloca en una situación de victimización. Se las considera carentes de todo: de luchas, de saberes, de procesos, ... Su cultura de origen se percibe de modo estático y por ello se les achaca problemas de integración.
Sin embargo, las mujeres inmigrantes tienen muchas cosas que decir. Consideran importante hacerse visibles públicamente y mostrar su diversidad de necesidades y propuestas en cuanto a modos de participación, de ocio, de reivindicaciones laborales y educativas. Son parte activa de esta sociedad: trabajadoras, vecinas, madres, etc.
En 2001 en Barcelona, cuando se dio el gran movimiento de protesta de los Sin Papeles, se hizo un encierro especifico de mujeres inmigrantes, las cuales realizaron un trabajo organizativo y político importante, a través de reuniones y asambleas, en las que se señalaron sus problemas de reagrupación familiar, de malos tratos, de legalidad. En ese encierro se redactó el siguiente manifiesto: