"Hoy, 14 de septiembre, me he levantado de nuevo a las 5,30 de la mañana para estar en la comisara de la calle Moratín a las 7. Esta comisaría se encarga de recoger las solicitudes para permisos de residencia de inmigrantes de la ciudad de Madrid...

A esta hora tan temprana cuento 50 personas que hacen cola delante de mi. Pero pueden ser más, porque mucha gente no permanece en la cola durante todo el tiempo. Hay quienes cogen ms de un número; otros incluso compran el número. No s cuanto pagarán. Los hay que estn desde la 1 de la mañana en la puerta de la comisara; otros, con toda la familia, niños incluidos, están desde las 4,30 de la mañana...

En lo que va de año esta es la quinta mañana que dedico a la tarea de solicitar permiso de residencia. En la primera, por acudir al sitio equivocado, solo pude recoger el formulario de solicitud y el listado de documentos que hay que presentar. Se trata de informaciones que no se pueden obtener por teléfono. La segunda y tercera mañanas, después del madrugón y de guardar cola, se haban agotado los números. Por fin, en la cuarta mañana, después de llegar a la cola a las 7, conseguí el número 45, pera hasta las 13,30 no me atendieron. Como me faltaban dos papeles -uno de ellos no figuraba en la lista de documentos que deba presentar-, me obligaron a pedir el nmero de nuevo y a volver otro da.

Es a partir de las 9 de la mañana cuando reparten los números para la entrega de documentos. Yo crea que todos los das repartan 75 números, pero, al parecer, según me decía alguien, la cantidad de números repartidos es diferente cada da. Si después de guardar cola varias horas no te toca número, has de volver al da siguiente. En las cuatro mañanas que pas en la comisara, pude observar que por lo menos la mitad de la gente se queda sin número. Ante este hecho me pregunto: ¿por qué no se reparten números a todas las personas y se les atiende cuando les toque, como hacen en la carnicera, en la peluquera, en la consulta del dentista, del medico...? (...)

Así las cosas, me pregunto ¿por qué ese trato vejatorio al inmigrante, como si fuese un ciudadano de segunda categoría? ¿Que le falta al inmigrante para ser tratado con dignidad? Me parece que hay que denunciar los abusos que se cometen contra los inmigrantes: que no sea necesario dormir en las puertas de la comisaría para conseguir un número; que al inmigrante no le den portazos en las narices en las salas de espera; que haya un orden para apuntarse a las listas de espera; que se explique claramente qué papeles debe aportar, con el fin de que no tenga que volver tres o cuatro veces al mismo sitio; que se dote de personal suficiente y educado para prestar una atención digna a las personas inmigrantes.

En definitiva, que se nos trate como ciudadanos de primera, como lo son todas las personas que poblamos el planeta".

(Marnete Alves, Página Abierta, 1999, n^o 99, pg. 20).

 

CUADERNO 9.