COMENTARIO

 

COMENTARIO

La película trata de forma amable y optimista el tema de las tensiones raciales, situándonos en una época, que por pertenecer al pasado, le aporta las características de un cuento, con personajes estereotipados y algo planos que tienen, sin embargo, la cualidad de hacer que nos parezcan cercanos y creíbles.

Las situaciones son previsibles y desembocan en un edulcorado final feliz, que funciona bastante bien como acercamiento al conflicto desde los ojos de un niño. En todo este proceso vemos como el protagonista madura y aprende  sobre los demás y sobre sí mismo.

Paul Morrison, en una entrevista concedida al periódico The Guardian, explica cómo su exploración de la identidad judía británica le llevó a descubrir un potente escenario para la expresión y reconciliación de las diferencias culturales: la cancha de cricket. Explica además cómo en el Caribe el cricket está unido a la lucha nacional por la independencia, su presencia en los equipos de cricket (hasta conseguir un capitán que no fuera blanco) fue evolucionando al compás de su independencia, y supone para los jamaicanos un pasaporte de integración y un amarre cultural en el Reino Unido.

Cuenta Paul Morrison que varios hechos influyeron en el proceso de escribir el guión de esta película. Por un lado, dos recuerdos de su infancia: la indignación de su dulce abuela ruso-judía cuando la primera familia de raza negra se mudó a la casa de al lado; y el recuerdo de unos compañeros de clase acosando a un niño lloroso al que enterraron  bajo un montón de sillas, y la sensación de haber estado demasiado asustado para intervenir  pero de haber sido lo bastante decente como para no formar parte de ello. Sólo años más tarde reconoció los tintes de antisemitismo y el desprecio a un niño que no era bueno en deportes. Por otro lado, la asombrosa invisibilidad de los judíos en Gran Bretaña, que solo aparecían con relación a Israel o al Holocausto.

Es de resaltar la ambientación de la época, cuidada con detalle en cuanto a mobiliario, vestuario… así como el estupendo fondo ska de  la banda sonora

Tuvimos la fortuna de disfrutar de Wondrous Oblivion en el Festival de Cine de Gijón.  Asistimos con nuestros alumnos y recordamos la entrañable imagen del director a la salida de la proyección interesándose por la impresión que la película les había causado. Nos gustó y así se lo hicimos saber. Hasta el punto de que años después la hemos seleccionado como material de trabajo para nuestras aulas.

.