"Oscar es uno de ellos. Limpio, blanco, fuerte (...). Tiene 19 años y es cabeza rapada desde hace dos (...) Nació en Cataluña y vive en una ciudad de la periferia de industrial de Barcelona, aunque nunca se expresa en catalán. "Amo demasiado a España" dice (...) Su hombro derecho está tatuado con un escudo skin y otro de los Boixos Nois (el grupo ultra de los seguidores del Fútbol Club Barcelona ). Pone más emoción describiendo un gol del Barça que cuando relata cómo abrió la cabeza de un punki con una botella. Odia a los inmigrantes, los drogadictos y los homosexuales (...) Sólo espera una provocación, una mirada de reproche real o adivinado para actuar. Aunque la sociedad, según él, no se atreva a confesarlo. (...) Entrega toda su paga a sus padres, quiere a su hermano, admira al ejército, a Franco y a Hitler, respeta a sus amigos y es católico, aunque no está conforme con eso de que todos somos iguales.
"Quiero mucho a España y no me gusta que la gente que no es de raza blanca venga a nuestro país (...) Sólo hay una raza superior, la blanca. Es la que tiene que mandar. Los blancos sabemos que somos superiores. Yo por lo menos sé que soy superior a ellos. (...) No podría ir en el metro, o trabajar al lado de un negro. Son portadores de virus que, desgraciadamente, ya han contagiado a muchas personas. No merecen estar aquí".
¿Nunca se ha arrepentido de apalear a uno de ellos?
"No. Yo no hago agresiones contra ciudadanos normales. Sólo contra la escoria. (...) Hay que echarlos de Europa (...). Los skins no estamos aquí tan apoyados como los alemanes (...). Por eso cuando veo en la televisión a los rapados alemanes dando caña a los inmigrantes siento pena por mi país. Yo quiero un país ordenado. A España le hace falta una dictadura. (...) Me rapé cuando tenía 17 años. Hasta entonces era racista, pero no tenía fundamentos. Tenía amigos skins, pero era demasiado jovencillo y no me lo tomaba en serio. Luego ya me rapé porqué conocía a gente, comencé a hablar del tema y el rollo racista ya me gustaba. Empecé a moverme en este ambiente, lo probé, me gustó. Y sigo adelante. (...) No suelo ir armado: prefiero mis puños y mis botas rangers con puntera metálica ; es más limpio. Hago artes marciales desde pequeño. Mi padre siempre nos lo ha aconsejado a mi hermano y a mi (...).
-¿Mataría por defender sus ideas?.
"Habría que ver el caso concreto, pero creo que no tengo la sangre fría necesaria
-¿Ha pensado Vd. que un hijo suyo fuera antirracista?.
"No lo permitiría. (...) Le obligaría a que cambiara o diría que no es mi hijo; así de claro"
-¿Tienen los skins futuro?
"Nosotros somos los últimos. Pero como somos pocos tenemos que ganarnos el respeto. Los skins no luchamos por nosotros, luchamos para limpiar España y el pueblo nos tendría que ayudar. Estoy orgullosos de hacer lo que estoy haciendo. Nunca me arrepentiré. Y como yo muchos más".
(Jesús Rodríguez. Historia de un vándalo. El País Dominical, diciembre 1992).