La imagen del judío en el arte medieval, especialmente en la pintura, era en general peyorativa. Esta imagen, que era más ideológica que objetiva, pretendía fomentar entre la población cristiana una actitud antijudía que, al tiempo que actuaba como un estigma hacia el otro, reforzaba la cohesión social dentro de la iglesia.
Las causas del antijudaísmo dentro de la sociedad eran
diversas ya que porque cada estamento social tenía sus propias
motivaciones e intereses. La nobleza contemplaba con desconfianza la
excesiva influencia económica y política a que habían llegado en la
Corte un reducido grupo de judíos adinerados; la iglesia veía en los
judíos una actitud obstinada de rechazo de la divinidad de Cristo, que
ponía en entredicho su propios fundamentos, y el pueblo llano estaba
resentido contra un colectivo, del que formaban parte quienes se
encargaban de cobrar los impuestos y prestaban dinero a interés muy
elevado.
Como la mayor parte del arte pictórico medieval era
religioso y en la pintura el judío siempre salía bastante malparado,
hay que atribuir a los eclesiásticos el interés por estigmatizarlo,
puesto que, por lo general, eran los clérigos quienes sugerían a los
pintores los temas que habían de representar en las obras que
encargaban. Por este motivo las obras religiosas inculcaban en el
pueblo crédulo y analfabeto una visión muy negativa de los judíos.
Ya hemos dicho que era una imagen ideológica en la que
prevalecían unos rasgos manifiestamente tendenciosos y exagerados:
Judios con el traje
reglamentario y la "rodella" (mural del trascoro de la catedral de
Tarragona, siglo XIV).
La flagelación de Cristo (Alonso de
Sedano), Ecce homo y Jesús presentado al pueblo (Quentin Metsys)
Políptico de la vida de Santa
Úrsula, (Maestro de la Leyenda de Santa Úrsula, Brujas, s. XV)
Nada tiene de extraño que como consecuencia de este clima de
crispación, promovido desde los púlpitos en la mayor parte de los casos
y acogido con entusiasmo por el resto de los estamentos, nobleza y
pueblo llano, la pintura religiosa se hiciera permeable a
representaciones antijudías que servían para alimentar el ambiente de
crispación. Del siglo XIV es el retablo de Sigena (Lérida), obra
atribuida a los hermanos Jaume y Pere Serra. En la predela de dicho
retablo están representados cuatro milagros relacionados con la
profanación de la sagrada forma: el milagro de las abejas, el milagro
de los pececillos, el milagro de la hostia apuñalada y el milagro de la
mujer sarracena que comulga de forma sacrílega.
Retablo de Sigena (Jaume Serra, s. XIV)
Detalle: El milagro de la hostia apuñalada
Otros retablos de pintores menos conocidos abundan en escenas de contenido antijudío relativas a la profanación de la hostia: retablo de Queralbs, retablo de Villabona de les Monges, retablo de Villahermosa del Río, retablo de Pollença… En este sentido, destacan las ilustraciones de las Cantigas de Santa María, atribuidas a Alfonso X, pero cuyos dibujos fueron obra de autores desconocidos:
OTROS ARTISTAS POSTERIORES
abundaron en la utilización de prejuicios y
estereotipos. Es el caso del artista Ferrer Bassa (1285-1348) Cristo
torturado, Cristo camino del Calvario…, J. Huguet (1412-1492)
Flagelación de Cristo,
Fernando Gallego (1440-1507) La
flagelación de
Cristo, Cristo bendiciendo…, Alonso Sedano (XV-principios del
XVI) La
flagelación de Cristo, Jesús camino del Calvario...
La flagelación de Cristo (Alonso de Sedano)
La flagelación de Cristo (Jaime Huguet)
FUERA DEL ÁMBITO HISPANO el ambiente antijudío fue moneda común en otros artistas europeos, de entre ellos hemos seleccionado obras de J. Van Eyck (1390-1441) La fuente de la gracia, en que hace referencia a su particular idea de la iglesia y la sinagoga; Quentin Metsys (1465-1530) Jesús presentado al pueblo, Ecce homo… que muestra los estereotipos fisonómicos y psicológicos de los judíos, entre otros; P. Ucello (1397-1475) El milagro de la profanación de la Santa Hostia, que relata en seis tablas cierta historia de profanación de la eucaristía.
La fuente de la Gracia (J. van Eyck, s. XV)
Jesús presentado al pueblo (Quentin Metsys)
Ecce homo (Quentin Metsys)(Quentin Metsys)
El milagro de la profanación de la Santa Hostia, predela del
Palacio
Ducal de Urbino pintada por Ucello, comprende seis escenas, con unos
interiores meticulosamente naturalistas, relacionadas con el mito
antisemita de la profanación de la hostia. Pintada entre 1467 y 1469,
esta obra parece que se inspira en una leyenda parisina del siglo XIII
denominada El milagro de los billetes.
Fue encargada por la
Congregación del Corpus Christi, congregación de carácter laico.
Tabla 1
Un prestamista judío concede un préstamo a una pobre mujer que utiliza su propio manto como prenda. Cuando se acerca la fecha de vencimiento del mismo, la mujer, que es incapaz de reembolsar su deuda, acepta la condonación de la misma a condición de entregar a su prestador una hostia consagrada.
Tabla 2
El judío somete a esta a toda suerte de ultrajes. La apuñala hasta el punto de que esta empieza a sangrar, la echa en agua hirviendo, e incluso intenta destruirla, si bien resulta milagrosamente indestructible. Advertidas las autoridades eclesiásticas de la profanación por la copiosa sangre que salía por debajo de la puerta de la casa del judío, unos hombres armados se prestan a detener al prestamista y toda su familia.
Tabla 3
Recuperada la sagrada forma, esta fue devuelta al altar y nuevamente consagrada. Esta ceremonia se celebra con todo boato con la asistencia del propio sumo pontífice.
Tabla 4
La mujer fue condenada a la horca, pero es salvada por un ángel.
Tabla 5
El judío y su familia fueron quemados la plaza pública.
Tabla 6
Tras el fallecimiento de la mujer, su alma es disputada por ángeles y demonios.
Biografías
J. Serra (aunque no es conocida la fecha de su nacimiento ni de su muerte, se conoce el periodo de su actividad pictórica 1358-1390).
Trabajó con su hermano Pere, artistas de excepcional
calidad que bebieron en las fuentes estilísticas del
gótico-internacional, en especial de la escuela pictórica de la ciudad
italiana de Siena (cuna de excepcionales pintores como S. Martini, D.
Buonisegna o los hermanos Lorenzetti). Su estilo se caracteriza por
figuras menudas, estilizadas, de ojos rasgados y boca pequeña. Obras
suyas son además: Retablo
de todos los santos de Sant Cugat 1374, Retablo de Pentecostés
de la Seo de Manresa 1395, Virgen con seis ángeles
músicos, Anunciación del museo de Brera (Milán).
J. Huguet (Valls
1412- Barcelona 1492).
Su estilo se inscribe en la tradición hispano-flamenca, corriente de gran influencia en la pintura española. Se relaciona con Bernat Martorel y recibe la influencia de la pintura de Luis Dalmau. Su estilo se caracteriza por la precisión del dibujo, la elegancia y el sentimiento melancólico de sus figuras, así como la utilización de fondos dorados de ascendencia gótica. Trabajó en varios retablos: Retablo de san Abdón y san Senén, Retablo del condestable D. Pedro de Portugal, la Flagelación de Jesús (1456-1460)…
Paolo Ucello (Pratovecchio,
1397 - Florencia, 1475).
Parece que se formó en el taller de Ghiberti, extraordinario escultor, pero no consta que realizara ninguna escultura. Trabajó en distintos lugares de Italia, pero fue en Florencia donde realizó lo más importante de su obra. La representación de los volúmenes resultan un tanto escultóricos, si bien algo estáticos. Su mayor preocupación fue el estudio de la perspectiva, el desarrollo del espacio interno del cuadro, con el que alcanzó una gran maestría, cabe destacar su obra La batalla de S. Romano que señala un enfrentamiento militar entre Florencia y Siena. Obras suyas son S. Jorge y el dragón, La caza nocturna entre otros. Curiosa es también la historia que nos ocupa, las seis tablas de El milagro de la profanación de la santa hostia.
J. Van Eyck
(Maaseyck, actual Bélgica, h. 1390-Brujas, id., h. 1441).
Trabajo primero en La Haya para Juan de Baviera, luego en
Lille para Felipe, el Bueno, tras la muerte de este se estableció en
Brujas. Aparte de alcanzar un prestigio muy merecido por la alta
calidad de su obra, realizó misiones diplomáticas de gran
trascendencia, gozando de la máxima confianza de su protector.
Van Eyck destaca por su maestría para modelar figuras la precisión del
dibujo, la luz y el color, calidad de acabado de superficies y
texturas, así como el extraordinario detallismo.
Entre sus obras destacan: el políptico de la Adoración del Cordero
Místico, La Virgen del Canciller Rolin, La Virgen del canónico Van der
Paele, el misterioso Hombre del turbante
rojo, Los esposos Arnolfini, y la también atribuida La Fuente de la Gracia.
Quentin Metsys
(1465- Lovaina- 1530 Amberes).
Se forma en la tradición de la pintura flamenca de los
siglos XIV y XV, tradición que parte de los hermanos Van Eyck, de
quienes recibe la técnica del óleo, tan determinante para la pintura,
el verismo de las representaciones humanas tanto en la expresión de los
caracteres psicológicos como en los atuendos y así como el gusto por el
detalle. Pero asimila influencias diversas de pintores contemporáneos
suyos, el paisajista flamenco J. Patinir, el teutón A. Durero y el
italiano Leonardo da Vinci.
Esta capacidad para representar los estados psicológicos lo pone de
manifiesto tanto en sus obras religiosas como en sus retratos, en los
primeros destaca la intensidad del sentimiento, en los segundos su
penetración psicológica.
Obras suyas son: Ecce
homo, Cristo presentado al pueblo, la Crucifixión, la Virgen con el
Niño, El Cambista y su mujer, Retrato de Erasmo de Rotterdam…
Alonso Sedano (se desconoce tanto la fecha de su nacimiento y de su muerte, vivió en la segunda mitad del siglo XV y el primer cuarto del XVI).
Es un pintor que muestra una fuerte influencia flamenca en su pintura. Se caracteriza su estilo por el dibujo preciso, los cuerpos musculosos y enérgicos, los gestos intensos y las ricas vestiduras ricas… En el manejo de la perspectiva se puede observar la influencia italiana.