La sinagoga es la asamblea de fieles judíos y el lugar de culto y estudios de la más antigua de las religiones monoteístas. El término proviene del latín sinagōga, y éste del griego sÿnagōgē, del verbo sÿnágein (‘reunir, congregar’). En hebreo se llama Bet haKenéset (בית הכנסת) o ‘lugar de reunión’.
La sinagoga es una institución muy antigua en el judaísmo. Aunque se poseen pocos datos acerca del origen de las primeras sinagogas, se piensa que ellas se remontan a la antigua Babilonia del siglo VI a. C., poco después de que los judíos fueran deportados por Nabucodonosor II tras su conquista de Jerusalén en el año 587 a. C. y la destrucción del Templo. En Babilonia, los hebreos se reunían en las sinagogas para orar y estudiar las sagradas escrituras.
Estas casas de asamblea no eran edificios especialmente construidos para el culto; un simple local hacía las veces de lugar de reunión, pero también existían grandes edificios para este fin.
Estas sinagogas antiguas estaban administradas por un notable o un consejo de tres notables. La explicación del texto sagrado se reservaba a un rabino o algún fiel versado en el conocimiento de la ley mosaica (es decir, transmitida por Moisés).
Generalmente las sinagogas están orientadas hacia Jerusalén. Al fondo se halla un armario o tabernáculo, el arca sagrada (hejal en sefardí), que contiene los rollos de la ley (Torá).
Ante el tabernáculo pende una lamparilla que arde constantemente en recuerdo de la luz perpetua (ner tamid) que brillaba en el Templo de Jerusalén. Un candelabro, por lo general de siete lámparas en línea, evoca el célebre candelabro (menorá) del Templo. Una mesa de pupitre, colocada sobre una plataforma (tebá en sefardí, bimá en asquenazí), hace las veces de altar; sobre ella se lee la Torá. En las sinagogas sefardíes, es allí donde se para el oficiante. En las sinagogas askenazíes, el oficiante se para sobre un atril en frente del arca o a un lado de ella al que se denomina "amud".