Personajes históricos relacionados con el texto
El exilio de los Sefardíes

Beatriz de Luna Miques

Beatriz de Luna

Beatriz de Luna Miques (1510-1569). Hija de Álvaro y Filipa de Luna, españoles judíos emigrados de Aragón. Como familia de conversos judaizantes recibió su bautismo cristiano, aunque preservó sus raíces y tradiciones judías en secreto. Su nombre y apellido cambiarán después de su huida de Portugal en 1536, cuando adopta el nombre de Gracia (Hanna en hebreo) Nasi. En 1525 contrajo matrimonio con Francisco Mendes, fundador de la Casa Mendes, dedicada al préstamo y actividades comerciales. El negocio familiar, tenía estrechos lazos financieros con los Países Bajos. La muerte de su marido y la instauración de la Inquisición portuguesa en 1536 obligaron a Gracia Mendes y su hija Reyna abandonar su país natal y establecerse en Antwerp donde continuó las empresas comerciales emprendidas por su marido. Hacia 1540 la Casa Mendes había acumulado unos beneficios de más de 400.000 ducados a partir de préstamos concedidos a monarcas europeos.

Gracia se convierte en protectora y mecenas de varios artistas y escritores españoles judíos, como Alonso Núñes de Reinoso autor de la novela “La historia de los amores de Clareo y Florista”, Samuel Usque y su compendio de historia judía conocido como “Consolación para las tribulaciones de Israel” en 1553, o Bernardim Ribeiro y su novela de corte pastoril “Menina e Moça” publicada en 1554. Pero sin duda la mayor contribución llevada a cabo por Gracia fue el apoyo que proporcionó para la publicación de la Biblia de Ferrara en 1553. La obra en la que participaron Samuel Usque y el tipógrafo español Yom Tob Athias, conocido bajo su nombre cristiano de Jerónimo de Vargas, era la versión en ladino o judeoespañol del Tanaj; se elaboraron dos versiones de la misma, siendo la primera dedicada a Hércules, y la segunda edición a Gracia Mendes.

En 1553 acepta la invitación por parte del sultán otomano Süleyman el Magnífico de asentarse en Estambul, transfiriendo las actividades económicas de la Casa Mendes a la capital otomana. Sus buenas relaciones con la corte y los sultanes le permitieron desempeñar el cargo de consejera y prestamista del imperio, sin olvidarse de la población sefardí que vivía en el imperio, a quienes dedicó parte de sus beneficios con la construcción de escuelas, hospitales y sinagogas: De esta manera, Gracia Mendes se convierte en La Señora o Ha-Gevirah.

El hecho más destacado de este período en la vida de La Señora hacia su pueblo fue la concesión recibida del sultán Süleyman que proponía el asentamiento de familias españolas judías en la región de Tiberiades a cambio del pago anual de 1.000 ducados. Hacia 1560 el número de familias en el enclave de Safed ascendía a más de 1.000. Gracia Mendes murió en 1569 en Estambul, fue una mujer que representó el coraje y el esfuerzo de un pueblo, próspero y fortalecido después de un doloroso destierro del país que nunca olvidaron. Un alma que trabajó al servicio de su gente.

Tomado de: La extraordinaria historia de Doña Gracia Mendes Nasi Por David Domínguez-Navarro Modern Languages Department - University of Western Notario


Jacques Stroumsa

Stroumsa

Jacques Stroumsa (1913- 2010)  judío sefardí de Salónica, Grecia. Nació el 4 de enero de 1913. A los 30 años, los nazis lo deportaron a Auschwitz-Birkenau II (Polonia). El viaje en los trenes de la muerte duró 11 o 12 días. Llegó a Birkenau el 8 de mayo de 1943. En ese transporte, el número 16 que había salido de Salónica, iban 2.500 personas. De ellas, a 815 les tatuaron un número en el brazo izquierdo. Al resto (1.685) los llevaron a las cámaras de gas y quemaron sus cuerpos en el crematorio. "Así desaparecieron mi joven esposa, embarazada de ocho meses, y mis queridos padres y los padres de mi esposa. Así perecieron millones de personas", recordaba Stroumsa sin aspavientos, sin poder contener la emoción cada vez que contaba su terrible vivencia, que también narró en dos libros, Escoger la vida y Violinist in Auschwitz: From Salonica to Jerusalem, 1913-1967.

Grupo Eleuterio con StroumsaEl nonagenario superviviente sefardí explicaba una y otra vez cómo se salvó de la muerte: en Auschwitz, Birkenau y otros campos de exterminio había orquesta. "Ellos, los criminales nazis, necesitaban músicos, sobre todo violinistas. Fue una gran sorpresa para mí cuando la primera noche en Auschwitz, uno de los oficiales preguntó si había entre nosotros alguien que tocara bien el violín. Dije que tocaba el violín y así pasé a formar parte de ese grupo". El 20 de enero de 1945, a 20 grados bajo cero, Stroumsa salió de Auschwitz en un grupo de supervivientes. Así empezó la terrible "marcha de la muerte": cuatro días y cuatro noches.

En enero de 2007, los Reyes, don Juan Carlos y doña Sofía, recibieron a una delegación de supervivientes del Holocausto, que estaban en Madrid para asistir a los actos conmemorativos del Día Oficial de la Memoria del Holocausto y de Prevención de los Crímenes contra la Humanidad. Entre ellos estaba Stroumsa. Siempre recordó con emoción a los monarcas, agradecido de que hubieran tenido esa deferencia con él y otros como él. Amaba mucho a España, pero desde entonces la amó aún mucho más.
Impresionaba escucharle contar su terrible experiencia en el campo de exterminio de Auschtwitz, donde perdió a su esposa y sus padres. Jacques Stroumsa, conocido como El violinista de Auswitz, murió ayer en Jerusalén a los 97 años. Hasta muy poco antes de fallecer y pese a su sordera y sus achaques, acudía siempre que se le convocaba para dar testimonio del horror nazi. Hablaba muy bajito, casi inaudible para el público, pero los asistentes contenían la respiración. Lo que más llamaba la atención era que hablaba en ladino, en un español trufado de palabras del castellano antiguo.

Jack, el joven de Salónica; Jack, el hombre del violín; Jack, el hombre del ladino, Jack que amó a España.


 Fuente:  JESÚS DUVA. Diario El País

Shlomo Venezia


Sholomo Venezia

Shlomo Venezia, judío sefardita, nacido en Salónica en 1923, pero de nacionalidad italiana, fue durante ocho meses y medio, desde abril de 1943 hasta diciembre de 1944, miembro de los Sonderkommandos, los comandos especiales formados por prisioneros judíos que se encargaban de aplicar la solución final moviendo los engranajes de la máquina del exterminio nazi. "El mecanismo funcionaba como una cadena de montaje", recuerda. "Unos acompañaban a los prisioneros que llegaban desde los trenes hasta las cámaras de gas; los ayudaban a desvestirse y a entrar en aquel sótano; cuando morían, 10 o 12 minutos después, sacaban los cadáveres, y otros les cortábamos el pelo, les quitábamos los dientes de oro y luego los metíamos en los hornos crematorios".

Shlomo Venezia fue uno de los 70 supervivientes de los comandos especiales. "Durante mi estancia mataron a 741 de los nuestros". Antes de que llegaran los rusos a Auschwitz, Venezia logró escapar y llegar hasta Mauthausen. Desde allí viajó a Italia. Pasó siete años en el hospital, enfermo de los pulmones, y permaneció 47 años en silencio, sin poder asumir su experiencia. Un día de 1992, Venezia se dio cuenta, viendo en Roma una exposición de Anna Frank, de que volvía un clima antisemita. Animado por su alegre y valerosa mujer, Marika, una judía húngara 15 años más joven que él, con la que tuvo tres hijos y que desde hace 21 años se ocupa de la modesta tienda de ropa y bolsos de la familia situada a 50 metros de la Fontana de Trevi, el superviviente empezó a narrar su historia.

Pregunta. ¿Cómo mantuvo su familia el ladino, viviendo en Grecia y siendo italianos?

Respuesta. No he reconstruido mi árbol genealógico, pero sé que fuimos expulsados de España por los Reyes Católicos y que acabamos en Italia. Otros fueron a Marruecos. Los judíos de entonces no tenían apellidos. Se llamaban Isaac, hijo de Salomón, por ejemplo. Muchos tomaron el nombre de las ciudades donde se instalaron. Por eso nosotros nos llamamos Venezia. En casa hablamos siempre ladino, aunque desde Italia se fueron a Salónica, no sé cuándo. Yo lo hablé hasta que hace siete años murió mi hermana. Una vez fui a España [adonde volverá el próximo día 26, con motivo de la publicación de su libro [y para un homenaje organizado por Casa Sefarad-Israel] a hablar de mi historia y un hombre me dijo: "Ha usado usted palabras que no se oían aquí desde hace 500 años". Por ejemplo, 'condurias', que quiere decir zapatos.


Fragmento de la entrevista concedida al EL PAIS MIGUEL MORA 23/05/2010 EL PAIS
Video: http://www.youtube.com/watch?v=SCg5SfUwW_8


Doctor Angel Pulido Fernández

Angel Pulido

Doctor Ángel Pulido Fernández (1852-1932), Diputado liberal con Sagasta, director general de Sanidad, subsecretario del Ministerio de Gobernación y senador hasta su muerte. El Dr. Ángel Pulido narra en su libro «Españoles sin patria y la raza sefardí», como por casualidad se topó con los sefardíes, que se convertirían en la principal preocupación de su vida a partir de entonces. Durante una visita a su hijo que estaba estudiando en Viena, Pulido y su familia decidieron tomar el barco que subía por el Danubio y regresar por el Mar Negro. Nada más salir de Belgrado, el 24 de agosto de 1903, su hija oyó hablar castellano a un grupo de gente en el puente y corrió a contar a su padre su descubrimiento. Este encuentro fortuito con Enrique Bejarano, un profesor sefardí de Bucarest, intrigó a Pulido y le puso en el camino de la investigación de los sefardíes. Tan pronto llegó a Madrid, Pulido, que era senador representante de la Universidad de Salamanca, comenzó a escribir artículos en los periódicos sobre los sefardíes y especialmente sobre el idioma español, tan bien conservado después de tantos siglos. El 13 de noviembre de 1903 Pulido tomó la palabra en el Senado y en un emotivo discurso habló a sus colegas senadores del viaje que había hecho ese verano y de los sefardíes y su lengua; «el castellano es por ellos considerado, con muchísima razón como el idioma propio, como el idioma natural, y que, en algunos sitios, se tiene un grandísimo interés en su conservación». El Doctor Pulido defendió la españolidad del, según sus palabras, 'pueblo hispanohebreo' hasta conseguir que se concediera la nacionalidad a muchos judíos sefardíes del este de Europa y del Mediterráneo. Esto permitió que muchas personas salvaran la vida décadas después, durante la persecución. Un bosque conmemorativo en Israel y un monumento en el Retiro de Madrid recuerdan su memoria.

Fuente: ALBERT DE VIDAS Erensia Sefardi. Fairdield, CT, EEUU