El Auto de Fe presidido por Santo Domingo de Guzmán es un cuadro del
pintor Pedro de Berruguete (hacia 1450-1504). Data de aproximadamente
de 1495. Realizado en técnica mixta sobre tabla, mide 154 cm. de alto
por 92 cm. de ancho. Se expone en el Museo del Prado (Madrid).
La obra que comentamos representa un episodio de la vida de Santo
Domingo de Guzmán (1170-1221), santo fundador de la Orden de los
Hermanos Predicadores o Dominicos. Santo Domingo, recibió la orden del
Papa de acabar con la herejía albigense. La tabla recoge el momento de
la celebración de un Auto de Fe presidido por el santo, que aparece
sentado en un trono situado en una tribuna portátil, vista desde un
punto de vista muy bajo, con lo que se acentúa la distancia entre los
condenados y los jueces, resaltando así el protagonismo del grupo de
personajes situado en la parte superior del cuadro, bajo el dosel.
El pintor nos presenta a Santo Domingo vestido con el hábito de su
Orden. Extiende la diestra en un gesto de clemencia hacia uno de los
condenados que, acompañado por un fraile dominico, se encuentra en el
nivel medio de la composición, al pie de la escalerilla. Rodean al
santo otros jueces, uno de los cuales porta el estandarte de la
Inquisición.
Al fondo de la grada inferior, varios hombres, sentados o de pie,
dialogan entre sí totalmente ajenos al drama humano que se está
desarrollando ante sus ojos. Hay quien llega incluso a estar
plácidamente dormido con la cabeza apoyada en el respaldo de la grada.
En la parte inferior derecha aparecen los condenados, dos de ellos en
la hoguera, y otros dos tocados con corozas1 y cubiertos por
sus respectivos sambenitos, en los que se lee "condenado herético", que
esperan su turno custodiados por soldados. Obsérvese a los dos
condenados a la última pena: han sigo estrangulados por medio de
garrote y, ya muertos, van a ser quemados.
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1Corozas: cono alargado de papel engrudado que se ponía en
la cabeza de ciertos condenados. Las corozas llevaban pintados dibujos
alusivos al delito o a su castigo.
Disputa de Santo Domingo y los albigenses (1495). En realidad muestra el llamado milagro de Fanceaux. En esta población occitana y en 1207 -según el Libellus del Beato Jordán (o Jordano) de Sajonia- los libros de los cátaros y los de los católicos fueron sometidos a una prueba de fuego ante Santo Domingo. Los libros de los herejes ardieron de inmediato, pero los católicos fueron rechazados tres veces por las llamas. En el óleo se supone que el grupo de la derecha representa a los cátaros (o albigenses). Habría que señalar que muchos de éstos se convirtieron y que Santo Domingo combatió la herejía mediante la predicación y las disputas teológicas, nunca mediante la hoguera y las armas. De hecho el cuadro del auto de fe presidido por Santo Domingo tiene como tema a Santo Domingo pidiendo la libertad de un albigense condenado a las llamas. El cuadro, un óleo sobre tabla, se encuentra en el Museo del Prado.